🌱 Semillas, saberes y resistencias: Bioleft y Minka en el Coloquio  Internacional Perspectivas de la Ecología en América Latina 

En el marco del Coloquio Internacional Perspectivas de la Ecología en América Latina (ver más), Bioleft participó de la mesa “Hacia sostenibilidades compartidas: aprendizajes desde experiencias colaborativas en Latinoamérica”, reflexionando sobre los desafíos y aprendizajes en torno al intercambio y mejoramiento de semillas abiertas en Argentina.

Desde Argentina, Almendra Cremaschi (directora de Bioleft), Julia Ángela Ríos y Paula Delfino (productoras y evaluadoras Bioleft-Minka) compartieron una experiencia que no solo recupera semillas criollas, sino también vínculos, conocimientos y horizontes posibles.

“Descubrimos que antes de discutir la apropiación, había que preguntarse qué semillas se están produciendo, y para quién”, explicó Almendra Cremaschi, al narrar los orígenes de Bioleft en 2018, en respuesta a intentos de reforma de la Ley de Semillas que favorecían la apropiación corporativa.

A partir de ese impulso, el trabajo en red con agricultores familiares y organizaciones como Minka permitió consolidar un sistema más justo, basado en la colaboración y el conocimiento compartido.

Desde su semillera comunitaria, Julia Ríos relató el proceso de recuperación de variedades criollas con entusiasmo:

“Hace dos años empezamos a trabajar con Bioleft. Fue una experiencia muy productiva. Rescatamos sabores y formas que se creían perdidas. Trabajé con cinco variedades y la que más me gustó fue el No me olvides, un tomate con mucho sabor y excelente producción”.

Julia articula con escuelas, universidades y otros productores para multiplicar saberes y promover el uso de semillas agroecológicas:

“Nos parecía que se estaban perdiendo, que no había producción… y por eso decidimos organizarnos”.

Paula Delfino, también integrante de Minka, aportó una mirada crítica y potente sobre el rol de las productoras en la generación de conocimiento:

“No somos solo objeto de estudio. También somos creadoras. Sembramos, cuidamos, aprendemos, y desde ahí también hacemos ciencia”.

Destacó que el mejoramiento participativo no solo permite obtener semillas adaptadas a contextos reales, sino que también revaloriza una tarea muchas veces invisibilizada:

“Los encuentros entre productoras, huerteros, técnicas y técnicos nos permiten volver a decir: esto que hacemos tiene valor, estamos cuidando la alimentación de los pueblos”.

Además, propuso una mirada compleja e inclusiva sobre lo que significa “mejorar” una semilla:

“No buscamos solo rendimiento o estética. Para nosotras también importan el sabor, la resistencia, el ciclo de cultivo, la posibilidad de producir sin agrotóxicos. Porque la semilla no es solo un insumo: es cultura, es historia, es territorio”.

Ambas señalaron los desafíos que enfrentan día a día: el impacto del cambio climático, el avance del agronegocio, las dificultades de acceso a la tierra y la precariedad del trabajo. Sin embargo, coincidieron en que el fortalecimiento de redes como la de Bioleft es una forma de resistencia activa, colectiva y transformadora.

El cierre estuvo atravesado por una mirada intergeneracional y feminista:

“Las casas de semillas que construimos —dijo Paula— son espacios sagrados. Y las juventudes tienen ahí un rol clave: recuperar saberes, resignificarlos, y seguir sembrando futuro”.

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🌎 Más información sobre el evento en la web oficial del Coloquio 2025