Tomate criollo: conclusiones de la campaña 2021-2022 

En conjunto con el proyecto “Al rescate del tomate criollo” de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires y productores biodinámicos de General Rodríguez (Buenos Aires) y Los Molles (San Luis), desde Bioleft venimos trabajando en un proceso de mejoramiento participativo de tomate. ¡Ya llevamos dos campañas de trabajo!

En esta nota, te compartimos algunos aprendizajes de la experiencia: 

Luego de una primera campaña (2020-2021) en la que probamos una alta heterogeneidad de materiales de tomate criollo, se eligieron las entradas 7 y 56 (¡encontralas en nuestra plataforma!) para continuar con la evaluación ya que resultaron las más atractivas para los objetivos de los productores con los que desarrollamos la experiencia, tales como tolerancia a las altas temperaturas, comportamiento ante sequías en momentos críticos del ciclo y principalmente la búsqueda del SABOR A TOMATE; la necesidad de contar con una producción que se distinga por su sabor para consumir en ensaladas y preparaciones en fresco. 

La evaluación de esta campaña fue de cada planta en particular, observando, registrando y evaluando y eligiendo aquellas que resultaron mejores en cuanto a sanidad y a tolerancia a estreses abióticos para multiplicar sus semillas. Las semillas utilizadas provinieron no sólo de las multiplicaciones que se habían hecho en General Rodríguez el año anterior, sino también de las realizadas en la Estación Experimental Gorina, y de autofecundaciones forzadas realizadas en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires a partir de las semillas originales provistas por los bancos de germoplasma. 

  • Los productores coincidieron en que la entrada 7 presenta mucha más variabilidad intra-entrada que la 56. 
  • Al igual que en la campaña anterior, también observaron que la entrada 7 rindió más que la 56: en este caso el rendimiento de la entrada 7 resultó ser 25% mayor aproximadamente.

Factores adversos y la respuesta de los tomates: 

  • Uno de los productores observó una diferencia entre las entradas respecto a la efectividad de la implantación. Registró un porcentaje de implantación de la entrada 7 notablemente menor que el de la 56 (73 contra 98 %, respectivamente), por lo que tuvo que hacer reemplazos con plantines. Incluso en estadíos más avanzados se observó muerte de plantas. Una hipótesis es que pudieron haber sido afectadas por un hongo proveniente de bosta no compostada con la que se fertilizó en uno de los establecimientos, práctica no habitual por parte del mismo. De ser así, como dicha fertilización fue común para ambas entradas, se podría llegar a pensar que la entrada 56 posee una mayor tolerancia al patógeno causal, aunque habría que realizar más ensayos en esta entrada para estudiar el caso. 
  • Otro productor, cuyos ensayos se encuentran en la provincia de San Luis, se vió particularmente afectado por la fuerte sequía de principios de enero de este año, producto, por un lado, del clima más árido de Los Molles y, por otro, de la menor disponibilidad de agua para riego. Una hipótesis es que esto puede haber contribuido a obtener menores rendimientos que los registrados en la campaña anterior: 1 kg por planta para la entrada 7 y 0,7 kg por planta para la entrada 56.

¿Cómo sigue esta historia?

Seguimos intercambiando y aprendiendo en conjunto, y estamos proyectando para la campaña 2022–2023 trabajar con las mismas entradas y profundizar en el conocimiento y el comportamiento de estos materiales en relación a los objetivos que tienen este grupo de productores.